jueves, 15 de marzo de 2012

* Perder peso con la cabeza

En muchas ocasiones, el secreto de una dieta eficaz está en la mente.

Ojalá el único secreto para perder peso estuviera tan sólo en saciar el hambre. Los mecanismos que regulan el ansia de comer son muy complejos, y están directamente relacionados con los procesos mentales.

En la sociedad de la abundancia, rara vez nos alimentamos por auténtica necesidad. A menudo, recurrimos al alimento como entretenimiento, consuelo, placer, motivo de reunión social… Por eso, a la hora de iniciar un régimen de adelgazamiento debemos hacerlo ¡con cabeza! Una buena actitud mental es garantía de éxito a la hora no sólo de perder peso, sino también, de no volverlo a ganar.

Es importantísimo conocer las razones que nos llevan a comer de más. ¿El aburrimiento? ¿Los nervios? ¿La frustración? Antes de comenzar un régimen, escriba (¡Sin trampas!) un diario alimentario durante al menos las dos semanas anteriores para encontrar sus momentos "débiles". Si por ejemplo tiende a "sobrecenar" por la noche ante la tele, busque actividades alternativas, como hacer punto o coser para tener las manos ocupadas; o salga más con sus amigos.

¿Siente que no puede resistirse a ese plato que parece llamarle? Antes de caer en la tentación, concédase un plazo de diez minutos. Decida comerlo, pero sólo después de pasado ese tiempo. Verá cómo la mayoría de las veces se ha desvanecido ese ansia que parecía insoportable.

Piense en positivo. No crea que estar a dieta es renunciar a algo, sean dulces o chocolate. Cambie de tercio y reflexione sobre todo lo que está ganando: salud, ligereza, una silueta más armoniosa… No considere la dieta como una etapa de privaciones, sino el primer paso de un cambio a mejor.

Siempre optimista . Si alguna vez rompe la dieta, no se deje llevar por el desánimo, y no piense "de perdidos, al río". Al contrario, tome como ejemplo a las patinadoras. A menudo, nada más comenzar su prueba más importante se caen al suelo. En vez de abandonar, se levantan al instante y siguen como si nada hubiera pasado. ¡Adopte esa filosofía! Cuando tenga un tropiezo dietético, haga borrón y cuenta nueva, como si nada hubiera pasado. Haga más ejercicio los días siguientes y no piense más en ello.

Cuando sienta que está a punto de tirar la toalla y se encuentre a punto de "atacar" una caja de bombones, pare en seco. Piense en esos bombones como en algo que está a punto de vencerle. ¿Realmente cree que un pedazo de chocolate puede ganarle la partida? ¿Acaso va a permitir que un bombón sea más fuerte que usted? Recuerde que no renuncia a ellos para siempre. Ya tendrá tiempo de disfrutarlos en el futuro, cuando luzca dos tallas menos de pantalón.


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